Era un día soleado. A pesar de mi extraña costumbre de andar siempre a la hora justa, o atrasado, aquel día sali temprano de mi casa con dirección a mi colegio. Ese día se jugaba el último partido del interescolar del cual yo, y mis compañeros de equipo del colegio, participábamos.
Me bajé en la avenida de aguirre, iba con unos short de Universidad Católica, y mi polera de Ramones. Me sentía tranquilo. Me sentía completo. Sentía que aquel último partido estaba demás. Si lo perdíamos, perdíamos el bicampeonato, pero yo ya me sentía campeón. Estaba contento.
Desde que comencé mi nueva etapa en la vida en el fútbol por allá por los 15 años, mis padres no me habían visto jugar. Mi padre se había quedado con esa imagen de jugador lento, tronco y sin chispa que vió jugar por allá por el 2000, cuando mi edad era de 10 años. Pero ese día, todo era distinto. Yo era el líbero del equipo. Yo gritaba, yo dirigía en el fondo, era una especia de autoridad que te entrega la posición. Ganaba de arriba, me gustaba barrerme, y si tenía que ponerla para hacer un foul táctico lo hacía. y si tenía que ponerla para bajarle los humos a alguien o simplemente causar miedo, también lo hacía.
El año anterior ya había jugado por el colegio. Era parte además de un club deportivo, donde mostré un gran rendimiento y donde pude desarrollarme e ir aprendiendo. aquel 2º semestre de 2007, mismo semestre del cual se relata el día de ésta historia, habíamos logrado el campeonato juvenil con mi club, donde también fui un aporte.Entonces papá y mamá, se decidieron para ir a verme.
Ya habíamos egresado de 4º medio un semana antes. Aquel día se cerraba una etapa importante.
Al llegar a la cancha con varios amigos y compañeros de equipo, nos percatamos que el otro equipo no se presenta. Era un rival bastante accesible pero aún así, no es forma de cerrar un gran campeonato. así sin más, la copa era nuestra.
Éramos bicampeones y eso le daba una especia de alegría al cansancio.
Siempre fuí un fanático del fútbol, siempre. A pesar de aquello nunca lo jugué bien, hasta que fui creciendo y trabajando para superarlo. Creo que es lo único de lo que me puedo jactar si hablamos de algún ejemplo que pueda otorgar mi vida. Para esa fecha de 4º medio, había pasado por sesiones de entrenamiento semanales, mas partidos por el colegio, mas partidos por el club, mas partidos en la población, mas partidos por el curso, mas una selección de anfa donde se me mezclaba con el entrenamiento del colegio y mis piernas no me daban más. Levantarse temprano, acostarse temprano, no beber, o beber acostarse tard y levantarse temprano igual para ir a jugar. Todo eso, me cansó.
Aquel día del bicampeonato, jugamos igual, un amistoso, con otro equipo que quedo sin jugar. Al menos mis padres pudieron verme jugar un poco.
Aquella semana , había hablado con mis amigos que ya no quería más de ésto, que ya no quería el fútbol como una obligación, que no jugaría más. Lo conversamos lo meditamos, e hicimos una despedida. Obviamente sin invitados de lujos, y sin gente que me fuese a ver, era algo simbólico.
Cuando el partido llevaba algo así como 25 minutos, pedí el cambio, estaba tranquilo y seguro de que ya no quería volver a jugar, al menos en competencias. Mientras caminaba hacia afuera, mis compañeros de equipo comenzaron a aplaudir, y me sentía feliz de decir termino ésto, no por que me echen, si no por que yo quiero, no por que no tienes aptitudes, si no que por que las tuvist, las aprovechaste y te vas feliz.
Extrañamente y adiferencia del año pasado, año que también salimos campeones, nos hicieron una entrevista. y hablé yo, y donde lo más rescatable de mis palabras fueron "haber ganado ésto será siempre un bonito recuerdo".
Al final dejé la competencia por varios meses, pero empecé a jugar baby fútbol con los amigos, cuanto tiempo sin jugar con los amigos, riéndote, intentando hacer lujos, sin calentarse demasiado con el rival, sin decepcionarse si pierdes, etc.
Luego de a poco esos partidos se fueron haciendo mas buenos, y contra otras poblaciones, pero es una competencia distinta. No se juega por puntos. Si no por orgullo, por amor propio. y así empecé a jugar de nuevo, y de a poco.
De ésta manera, El día en que me retiré del fútbol ,"será siempre un bonito recuerdo".